¿Me ayudas? me dijo, su estatura de menos de un metro le impedía alcanzar el fruto de un arbusto; con su dulce voz dijo gracias, con su sonrisa alegro mi corazón y la batalla de mi mente se torno insignificante.
Esos pequeños detalles de la vida que hacen grandes cosas solo pueden guardarse en el corazón y en la mente, no se compran ya que simplemente no tienen precio.
Hay regalos de la vida así, que llenan el alma...
ResponderEliminarSaludos hasta allá, Silvia.
y quedan en el recuerdo... Un placer estimada Luna.
Eliminary quedan en el recuerdo... Un placer estimada Luna.
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