26/2/12

Encuentro

Era la tarde del lunes, cuando el sol se esconde detrás de la montaña y tiñe de naranja el horizonte, ella sentía salir su corazón del pecho, la mirada fija en el camino que traería a quien provocaba explosión de emociones en su ser.
A lo lejos del camino se observa la silueta, blanco, con ojos como el negro de la noche y con una gran sonrisa que hacia sentir mariposas en el estomago, cada vez aproximándose más, y más... los latidos aumentaban tan rápido como los pasos presurosos del joven en busca de la niña que le ha robado el corazón.
Ahí se encuentran, frente a frente, los corazones ya no laten, corren, chocan las miradas y se juntan los labios lentamente, no hay testigos, solo el sol que muere en el ocaso y la fragancia de la campiña.
Al instante, el secreto peligra, los árboles observan y los animalitos de la campiña avisan que es el momento de partir.
De espaldas al amor, ella lo observa partir, solo le ha quedado su aroma en la piel.
La noche vence al día, a la luz de la vela, el recuerdo del encuentro y el sabor de los labios que acariciaron aquel momento, se pierden en sus sueños, suspiros fugases en secreto, esperando un nuevo atardecer.