7/7/11

Mágica infancia


La luz del candil indicaba la hora de reunión en el gran patio, Paquita, Rosita, Alcides y muchos más, esperaban con ansias la hora de jugar. Entre el volcán de maíz en tuza, los arboles de jocote, el olor al humeante a café de palo, alumbrados por las intermitentes luciérnagas y al fondo el arrullo nocturno del río Lempa, se escuchaba la risa insaciable de los mayores, sentados a lo lejos, observando entre sombras las ocurrencias de los pequeños. –Niño no te escondas en mis nahuas- decía la abuela María, entre sonrisas y enojo, a la hora del escondelero.  

Un día, con gran alboroto se corría la voz "Hoy gran función del payaso Rayito, no se la pierda a las cinco de la tarde, en el centro del valle" los niños emocionados, con sus pies descalzos, corrían tras el hombre que prometía un gran espectáculo. Llegada la hora, con ojitos curiosos, sentados en el suelo, disfrutaban y reían con las ocurrencias de Rayito. Una tarde el intrépido personaje, realizo el acto más divertido que los pequeños vieran en su corta vida. Ayudado de otro payasito, y con una cola que en su punta tenía un cohete, cantaba el gran Rayito -este es el baile del alcatraz, te doy la cola y no me la quemas-, al final el ayudante, prendía fuego al cohete, Rayito, corría y corría asustado por la explosión, los niños aplaudían fascinados y reían…

Una mañana, a la hora de ir a trabajar, los niños se dieron cuenta que Rayito, su héroe de sonrisas, se había marchado del valle, y muy tristes siguieron su camino. Por la tarde, la luz del candil anunciaba la hora de jugar, uno a uno, los niños llegaban tristes, la partida de aquel personaje se hacía sentir, de repente, Alcides, muy emocionado dijo: -juguemos a ser Rayito-, -si- dijeron todos emocionados; estaba dicho, el juego iniciaba, Alcides interpretaría al artista y Rosita sería la encargada de poner fuego a una cola de papel que  pendía de la cintura de Alcides, amarrado con el cordón del vestido de Paquita.

Todo listo y el juego inicio, ¡baya sorpresa! Alcides canta a todo pulmón la canción "este es el baile del alcatraz, te doy la cola y no me la quemas", Rosita prende fuego a la cola de papel, y ¡sacatas! el fuego sube por toda la espalda de Alcides, todos corren desesperados queriendo quitar la cola ardiente, Paquita grito -¡hay que mojarlo!- , tremendo chapuzón que se llevo el pobre Alcides, y chico susto para los demás. Después de tal aventura, prometieron nunca más jugar a ser Rayito, solo quedo el recuerdo, que 50 años después, sentada en una hamaca, bajo el cielo estrellado, escuchaba muy atenta, de viva vos, de quien en vida fuera Alcides, reviviendo así lindos momentos de la infancia de mi madre.


4 comentarios:

  1. La infancia desde los años que pasan, trae recuerdos mágicos, momentos inolvidables. Como una lucecita en la memoria.

    Saludos muchos, Silvia.

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  2. somos de adultos, aquello que vivimos en la infancia, por eso muchos llevamos algo de magia en el alma, te abrazo

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  3. La infancia siempre la llevamos dentro,
    que tengas un buen fin de semana.
    un abrazo.

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  4. Un saludo fraterno a todos.
    Luna: es muy lindo recordar, es como volver a vivir.

    La Abuela: Tienes toda la razón, eso me explica por qué mi mamá siempre sonríe.

    Ricardo: Sabes, siempre recuerdo mi infancia como una de las mejores etapas de mi vida, eso me hace sentir muy bien.

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