22/6/12

Una mañana como cualquiera.

Mañana de fría, me dirijo al trabajo, ruta 5 como todos los días; a mi lado una señora de aproximadamente cuarenta y cinco años, rostro rígido y poco amigable, al frente, anciano, calvo, de rostro un tanto desolado; gira el rostro el anciano, me ve y se dirige a mi acompañante desconocida y le pregunta ¿le molesta el frío que entra por la ventana? ella, callada, solo lo observa con un gesto de molestia, el anciano insiste en su interrogante y ella esta vez contesta: "no señor, yo le he abierto" el anciano sorprendido responde, a mi si me molesta por mi enfermedad, ella una vez más responde: "señor esto es publico no moleste", el anciano entres sus dientes deja salir su molestia "donde esta el amor al prójimo del que habla la biblia", la señora molesta alza vos "también dice que no hay que ser sabio en su propia opinión".  Dos puntos de vista, dos necesidades. Al momento que la señora se levanto para bajar del bus por descuido golpeo mi rostro con su bolso, ella bajo y el bus siguió su marcha.  

2 comentarios:

  1. creo que las crisis sociales alienan el sentir de muchos, las dos personas me apenan una sufre la enfermedad del cuerpo y la otra vaya a saber Dios que pena le causa tanta ceguera, dichosa tu que aun guarda la calma de un espíritu fuerte, querida amiga te dejo mi abrazo

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  2. Tienes toda la razón amiga, gracias por pasar a leer. Te envío un fuerte abrazo.

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